¡Saludos desde nuestro viaje a Teotihuacan!
Del 10 al 12 de marzo pasado, guiamos un taller en Teotihuacan México, una de las ciudades más grandes y más antiguas de la cultura mesoamericana. Comenzamos nuestro viaje descongestionando nuestros cuerpos y mentes en el hotel ubicado al lado del sitio arqueológico. Renovamos nuestros cuerpos practicando pases energéticos y ejercicios de respiración y aclaramos nuestras mentes estableciendo intenciones para el fin de semana.
Luego, identificamos y reconocimos bloques en forma de ideas y opiniones limitantes en torno al tema del dinero que limitan nuestras posibilidades de recibir. Las cuestionamos, aceptamos y las actualizamos. De esta manera, creamos espacio dentro nuestro para nuevas energías creativas, para crear y manifestar en la vida cotidiana.
El sábado por la mañana temprano caminamos en silencio hacia la pirámide del Sol, la más grande de las tres pirámides de Teotihuacán, y la tercera más grande del mundo. Tiene 220×230 metros en la base y 63 metros de altura. Esta pirámide particular fue construida alrededor de 2.000 años atrás, y más de 70.000 piezas de arte se han descubierto en esa pirámide hasta el momento. Todo el tiempo que caminamos en silencio, repetimos nuestras intenciones individuales para centrar nuestra atención y estar abierto a recibir enseñanzas de la ciudad de Teotihuacan.
Mi mantra mi trajo alegría y mucha calma: “Inhalo y exhalo aire fresco divino de la vida, apoyada en radiante salud y bienestar, liberando y disolviendo patrones e interpretaciones limitantes, liberándome por completo intentando el bienestar en todos”
La noche anterior llovió y por la mañana el aire se sentía fresco y puro mientras caminábamos por la avenida de la muerte. Los participantes del grupo parecían irradiar un estado de corazón abierto y felicidad con el sol bañadoles sus rostros.
En la parte inferior de la Pirámide del Sol y antes de subir, llamamos a nuestras relaciones con nuestros abuelos, padres y todo el linaje masculino de nuestras familias para reconocer y liberar todo lo que necesite ser sanado, para aclarar la energía masculina dentro de nosotros.
Uno de los participantes e instructor de Being Energy, Crisólogo de Michoacán, compartió que él experimentó la caminata como si estuviera caminando hacia su muerte -una parte de él que necesitaba reconocer y dejar ir para avanzar en su trabajo. Estaba listo para que sus temores murieran y se encontró llorando mientras caminaba hacia la pirámide. Cuando llegó a la pirámide, se dio cuenta de que estaba listo para dar el siguiente paso para trabajar plenamente como sanador e instructor Being Energy.
Fue una experiencia tan conmovedora el estar allí con el propósito de honrar nuestras energías masculinas, la energía del “hacer, manifestar y concretar” que está viva dentro de nosotros. Honramos eso dentro de nosotros.
De allí, caminamos en silencio a la Pirámide de la Luna, una pirámide más pequeña en forma, pero con mucho significado. Algunos la han llamado Tenan, que en Nahuatl significa “madre o piedra protectora.” Esta pirámide cubre una estructura mas antigua que la pirámide del sol, que existe desde antes del año 200 DC. Tiene una gran plaza con pequeños edificios en forma de cruz. Allí reconocimos a la madre dentro de cada uno de nosotros, nuestro linaje femenino. Meditábamos en la arte superior de la pirámide mirando hacia el sur hacia la Avenida de los Muertos acerca de generar compasión y aceptación por nosotros mismos y el mundo que nos rodea.
Caminamos de regreso al hotel para ahondar aún más las experiencias en las Pirámides del Sol y la Luna, integrando tanto hacia adentro como hacia fuera las fuerzas complementarias de la luz masculina y la oscuridad femenina dentro de nosotros. Reflexionamos sobre esto durante toda la tarde del sábado. Entre sesiones, descansamos junto a la piscina del hotel, disfrutando de su deliciosa cocina mexicana.
El domingo celebramos la unión de nuestras fuerzas claras y oscuras meditando en el templo de Quetzcoatl, que representaba una unión de la oscuridad y la luz en forma de serpiente que desarrolla alas para que pueda volar.
Bailamos y danzamos a la luz y a la oscuridad a medida que incorporamos todo lo aprendido de nuestro viaje hacia las Pirámides de la Luna y del sol, reconociendo ambas fuerzas de energía a través del movimiento.
Cerramos el evento el domingo por la tarde con mirándonos a los ojos y encontrando Quetzalcoatl, el nagual, dentro de cada ser. Fue un momento hermoso y muy emotivo de completar nuestra experiencia en Teotihuacan y de seguir nuestro crecimiento de vuelta en casa llenos de regalos de consciencia. Fue un momento hermoso y muy emotivo de completar nuestra experiencia en Teotihuacan y de seguir nuestro crecimiento de vuelta en casa llenos de un sentido de asombro, gratitud y amor. ¡Esperamos con entusiasmo que se nos unan en nuestra siguienta aventura en la montaña sagrada de Suiza!